No dejan de llegar diariamente a mi sistema de alertas noticias sobre la remodelación, reforma o adaptación de mercados minoristas. Iniciativas más o menos ambiciosas y que responden no sólo a la capacidad financiera de los ayuntamientos, sino que también muestran la idea sobre diferentes modelos o visiones sobre el formato.
Parece claro que el Mercado Minorista, después de más de un siglo manteniendo la misma estructura y por lo tanto dando respuesta de la misma manera a las demandas de los consumidores, ha de evolucionar y lo está haciendo, pero lo hace de una manera dispar porque las administraciones públicas, responsables del servicio público que prestan, continúan sin abordar la cuestión abiertamente. Así, las actuaciones planteadas no parecen orientarse a los usuarios redefiniendo el concepto y adaptándolo a la nueva situación social y comercial.
En el momento de su creación sus promotores tuvieron la idea clara, garantizar a los ciudadanos el acceso a una adecuada oferta de alimentos frescos y hacerlo en las mejores condiciones de salubridad y precio. Pero en estos momentos, cuando las sociedades han evolucionado y la oferta de alimentación ha dejado de ser un inconveniente, cuando los comerciantes, en algunos casos, se han convertido en un problema más que en una solución para las administraciones locales, parece que el objetivo se difumina y en ocasiones se deriva hacia un cambio de modelo que no termina de definirse.
Redefinir el concepto de “mercado de abastos” por lo tanto es importante y ha de hacerse desde la perspectiva de los usuarios; el modelo tradicional decae al cambiar los hábitos de compra e incrementarse el abanico de ofertas a disposición de los clientes, por ello es necesario cambiar su propuesta si se quiere resultar de utilidad para consumidores más jóvenes. La redefinición que se plantea alcanza no sólo a la orientación comercial, sino a toda una conceptualización del formato, edificio, ambientación, instalaciones y servicios, promoción, gestión y un nuevo marco de relación más flexible con los operadores. Y pasa, fundamentalmente, por situar al usuario como eje básico sobre el que debe rotar todo diseño del nuevo modelo al que más pronto que tarde debemos dirigirnos para garantizar la supervivencia de nuestros mercados de abastos.
Seguro que no hay un único modelo de Mercado Minorista, pero la reflexión en profundidad y compartida por todos los agentes sociales implicados en su desarrollo llevará a ponerlo en valor afrontando una serie de actuaciones bien concebidas y orientadas a un objetivo claro para todos, administraciones públicas, operadores y usuarios.
Sergio González Reyes C0-Fundador y CEO de la Plataforma Dreaming Markets
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