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Mercados competitivos

Para que los Mercados puedan ofrecer un buen servicio público a los ciudadanos es imprescindible que las empresas que desarrollan su actividad en ellos sean competitivas; de lo contrario, generando economías de mera subsistencia, difícilmente podrán abordarse procesos de remodelación viables que estén en condiciones de competir con el resto de oferta comercial, poniendo por lo tanto en peligro su propia existencia.



No todos los operadores que prestan sus servicios en los Mercados serían capaces de plantearse las inversiones y los gastos necesarios para desarrollar su actividad en un local comercial, algo que sin duda resulta un lastre importante para aquellos otros que disponen de unos negocios capaces de competir en oferta y servicio con otros formatos comerciales y con tiendas especializadas de sus respectivos sectores de actividad dentro del comercio alimentario.


Es responsabilidad de la Administración establecer el nivel de exigencia para los operadores que vayan a prestar el servicio público de Mercado, algo que desde una responsabilidad política no resulta fácil y requiere una apuesta decidida por el formato. Resulta tentador plantearse el Mercado como una herramienta para realizar políticas sociales, pero no es este el fin ni el objetivo que tienen los Mercados, sino el de ofrecer a los ciudadanos todos los valores que entrañan.

No resulta fácil concebir hoy en día que un empresario -aquellos que cotizan como trabajadores autónomos también tienen esta consideración- pueda mantener su competitividad en unos espacios tan reducidos, con unas instalaciones tan precarias y en unos edificios que no disponen de los equipamientos necesarios para el desarrollo de la actividad ni del mínimo confort que demandan los usuarios.


El comercio minorista en general lleva ya unas décadas afrontando una reconversión muy importante, por supuesto también el del comercio de alimentación; en medio de este cambio los Mercados aparecen como “islas” que se mantienen ancladas gracias a una serie de valores (profesionalidad, cercanía, calidad de los productos) que son imprescindibles para resultar atractivos para los clientes, pero que resultan insuficientes para seguir siendo competitivos. Abordar la generación de valores añadidos, fundamentalmente servicios, requiere desarrollar en los Mercados el concepto de “competencia colaborativa” y dotarse de un adecuado sistema de gestión que ha de ir mucho más allá de una mera administración.


Existen ejemplos notables de Mercados que han afrontado procesos de remodelación y modernización con notable éxito, lo que demuestra que es posible generar modelos competitivos, modelos que se fundamentan en unas pocas cuestiones pero que resultan claves: un soporte jurídico sólido; una rehabilitación/construcción del edificio del Mercado adaptada a las exigencias de un comercio moderno de alimentación; unos comercios competitivos y un Sistema de Gestión profesional. En todos estos casos aparece también un elemento común generador de la iniciativa, es la concertación público-privada entre la administración y los comerciantes que desarrollan su actividad en el Mercado.


Concebir una idea clara sobre el Mercado y sobre el servicio público que ha de prestar, generando iniciativas ambiciosas, trasparentes y participativas, facilitará abordar proyectos de remodelación que resulten competitivos y garanticen la continuidad en la prestación del servicio a los ciudadanos.

 

Sergio González Reyes

Co-Fundador y CEO de la Plataforma Dreaming Markets

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